El emprendedor debe ser explicado -para entenderlo- desde la persona y ésta debe servirnos para ilustrar al emprendedor.
Manuel Raventós i Domènech, fundador -hace unos 100 años- de Codorníu y de la colonia de Raimat, hizo mucho. Nació el 7 de septiembre en 1862, siendo bautizado al día siguiente en la parroquia de Sant Sadurni, y falleció el 10 de enero de 1930 a las siete de la tarde en Sarriá (entonces ciudad y ahora barrio de Barcelona), tras un intenso y ajetreado viaje al extranjero. Unos días después, finalizadas las exequias en esta ciudad y en la suya natal, fue enterrado en el panteón familiar.
En el orden económico, dio continuidad, reconvirtió y multiplicó extraordinariamente a una empresa familiar que presume -porque puede- de ser de las más antiguas de España. Defendió el sentido del trabajo y se esforzó especialmente por las mejores condiciones de sus trabajadores. En lo social, participó muy directamente en numerosas actividades asociativas, fundó y apoyó varias publicaciones, escribió numerosísimos artículos e, incluso, participó de la iniciativa de Francesc Cambó de crear un partido conservador y nacionalista (Solidaritat Catalana). Llegó a ser durante unos años diputado de las Cortes españolas.
Fue también un estudioso, un técnico y un gran experto en el cultivo y las técnicas de poda de la vid y la lucha contra la feroz filoxera que arrasaba los viñedos de Catalunya.
Creó una gran familia –tuvo doce hijos– y fue un ejemplo a seguir para muchas personas que le conocieron.
Hizo lo mejor que pudo lo que emprendió, amó a su familia, amigos y conocidos, y consiguió algo simple y bueno: que girase la rueda del progreso con la humildad y elegancia del que se sabe señor sin ejercer demasiado de ello.
Tenemos la suerte de que Manuel escribió y publicó su diario con el título Flors i Violes (difícil de traducir al castellano. ‘No tot són flors ni violes’ quiere decir ‘No todo es bonito ni fácil’. En este caso el título significaría ‘Todo fácil’). Vamos a profundizar en él.
- Principios: Su fe se repartía entre Dios -era muy religioso- y el trabajo. «Pensar en lo que se ha trabajado implica reposo; pensar en lo que se ha de hacer incita a trabajar», «Hay alguien que envía la tempestad»…, pero es el mismo que se preocupa por mí…».
- Hechos: Quiso transformar y transformó una modesta bodega de mistela en una de Champagne y, para ello, se fue a Francia a aprender. Viajó a Italia y estudió sin descanso hasta conseguir los más altos reconocimientos y medallas de calidad para sus caldos.
- Anécdotas: Como hombre audaz no dudó en ser lanzado para ‘tirar del carro’ de la empresa familiar cuando fue necesario. Se hizo pasar por vendedor asalariado de una empresa fabricante de corchos para poder ‘espiar’ las bodegas de Reims y Bourdeaux, se vistió de camarero para asistir a las falsas deliberaciones que premiaban los espumosos y poder denunciarlas para acabar con el tongo e, incluso, se disfrazó con capa y gafas oscuras para seguir, acorralar y entregar a la policía a un hombre que le estafó.
- Personalidad: Leía ciencia, filosofía y teología. Apenas dormía. Tenía costumbres austeras y tomaba mucho café. Se preocupó mucho de los «señores trabajadores» y quiso a su familia y a su tierra. No queda claro si tenía un carácter tranquilo, porque dicen que a veces también se enfurecía.
Me siguen sorprendiendo sus principios y manera de hacer. Creo en las ideas que se extraen de sus apuntes porque son una oportunidad excelente para aprender.
«No está mal que nos fijemos en lo que tenemos de bueno en nuestra historia en vez de mirar obsesivamente hacia fuera como si necesariamente fuese mejor»
Manuel Raventós i Domènech
Manuel Raventós es un caso claro de emprendeduría y management local de éxito empresarial global. Consiguió hacer fácil lo complejo. ¡Gran cosa!
No está mal que nos fijemos en lo que tenemos de bueno en nuestra historia -que no es poco- en vez de mirar obsesivamente hacia fuera como si necesariamente fuese mejor.