La covid se acabó ¿y que nos ha quedado?

Un nuevo post de:

Me ha hecho pensar lo extraordinariamente “por encima” que ha pasado esta noticia. Apenas  han habido comentarios públicos. 

He revisado los escritos y notas que hice durante las primeras semanas del  confinamiento y me han servido mucho para recordar lo duros que fueron esos primeros días en las que sólo podíamos ver la tele, mirar por el balcón o hablar por teléfono. Y he recordado algunas de las reflexiones que me hicieron amigos, tragué en medios de  comunicación o me hice yo mismo en soledad… 

Todos apuntábamos entonces a lo “esencial”. ¿Recordáis?. 

En adelante, pensábamos, no debíamos dejarnos llevar por el materialismo y lo accesorio,  porque era importante disfrutar de lo importante y que aquel parón sería providencial para  reorientar un mundo alocado que tiraba “para lante” sin buena dirección , que era muy claro  que ya éramos muchos y viajábamos demasiado… y que como no encontrábamos mascarillas  en nuestro país deberíamos volver a la autosuficiencia en todo y que el pensamiento global se  había acabado y que nos reintegraríamos poco a poco en la naturaleza y que el turismo typical  spanish de “sol y playa” tocaba a su fin y que lo próximo recobraba valor frente a lo lejano. Y que la movilidad física y el ejercicio físico eran muy valiosos, y que los negocios de  “contenidos” tendrían un desarrollo hiperbólico. Lo mismo que el teletrabajo y el delivery.  Cocinar reasomaba como una tarea atractiva y los homenajes en forma de copazos y  vermutillos en casa se multiplicarían sin fin . 

Fin a la casa-caja sin balcón ni vistas , atrás al cemento puro y duro, a tope el culto al cuerpo.  Fin a la superficialidad , a los dos coches y al “sobre gasto”. Muchos nos dedicamos a rehacer presupuestos a la baja, engañados por el nuevo “himno al hogar”. 

Sin embargo, todo empezó a quebrarse cuando nos descubrimos paseando con varias bolsas  del super para justificar un cierto alejamiento del hogar, o cuando en la fase dos ¿ o era la tres?  nos empeñábamos en entrar sí o sí en el restaurante o el bar que tenía limitados sus aforos y  a pseudoviajar de estranjis gracias a certificados de aparente normalidad -expedidos a 100  euracos hacia países menos exigentes que el nuestro- o incluso algunos , muy atrevidos,  empezamos a retomar posesión de las segundas residencias abandonadas con el cesped  desmelenado y el seto sin podar. 

La emergencia -dicen de la OMS- ha acabado a los tres años y noventa y cinco días. Lo cierto es  que en España , requetevacunados , a los dos años ya hacíamos vida normal. 

¿Qué queda de todo aquello?¿De aquellas reflexiones tan austeras que parecían tan  sinceras?.

Ha quedado clarísimo -lo sabíamos- que nuestra capacidad de adaptación es nuestra seña de  identidad. No está nada mal. 

© Antonio Agustín

2 comentarios en “La covid se acabó ¿y que nos ha quedado?”

  1. Quanta raó q tens, Antonio!
    No dubtis mai de la nostra capacitat d’adaptació. Només cal observar com ens adaptem al món dels polítics…I com ens arrosseguem. On és el nostre esperit de rebeldia?

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