Un nuevo post de:
Leo en el diccionario que “tradición” es la costumbre que se comunica , se transmite o se mantiene de generación en generación.
No sé a partir de cuántos años de repetirse un acontecimiento o un evento podemos considerarlo tradición. El caso es que la repetición tozuda no puede conseguir que un evento o celebración se conviertan en respetables.
Hoy a las tradiciones, como son antiguas , tendemos a considerarlas positivas y buenas y no estar de acuerdo o a gusto con ellas nos posiciona contra el pueblo y su fervor.
Es cierto que todos preferimos un marco vital que se sustente en la historia. Sin embargo, nada conseguirá glorificar el juego de los toros que se tiran al agua, la irracional tomatina que se celebra en Buñol o la batalla del vino de Haro. Son sólo travesuras que por más que se
repitan no se convertirán nunca en buenas costumbres.
Por aclararme yo un poco más (para esto escribo y comparto) la repetición añade valor únicamente a lo bueno. Ya lo decía el filósofo Santo Tomás cuando definía la virtud como “habito operativo bueno”. Sólo lo bueno merece ser repetido y automatizado.
En mi opinión deberíamos distinguir entre lo divertido (muchos de los eventos comentados) y lo auténticamente bueno. Pienso pues que deberíamos “desacralizar” algunas “tradiciones” y reconocer que su fundamento es poco sólido y considerar que el tiempo pasa también para ellas y que lo que emocionaba ya no emociona igual. Y que los años convierten los buenos
ratos en una costra que se confunde con los valores.
Siempre se trata de lo mismo: seamos críticos . Tradicionalmente críticos.
© Antonio Agustín